LE DIERON A PROBAR DE SU PROPIO VENENO
EN EL TORO QUE ÉL MISMO MANDÓ CONSTRUIR:
EL TORO DE FALARIS
El nombre
de este artilugio hace referencia a Fálaris, un tirano que gobernó en el siglo VI
aC en la antigua ciudad-estado de Acragante, hoy llamada Agrigento (Sicilia).
Su buen criterio en el gobierno permitió a la ciudad vivir un periodo de
bonanza y prosperidad. Ahora bien, Fálaris no era precisamente un santo… y
estaba muy lejos de poder ser considerado una buena persona. En realidad, el
tirano era conocido por su extrema crueldad y por su “creatividad” a la hora de
ajusticiar a los condenados. Se llegó a decir que practicaba el canibalismo y
que tenía un especial gusto por los niños pequeños.
En una
ocasión, Fálaris contactó a Perilo de Atenas, un hábil escultor, herrero e
inventor de reconocido prestigio en la ciudad, para que le construyera una
nueva máquina de tortura, cuya crueldad y salvajismo infundiera terror en el
corazón de sus enemigos (y en el de cualquiera que osase contradecirle).
Perilo
encontró una solución elegante al problema que Fálaris le había planteado: su
propuesta era -básicamente- una estatua de cobre hueca y en forma de toro. En
el momento de cumplir la sentencia, se abría un compartimento en el lateral de
la figura y se introducía al condenado en el interior del toro. Y, por último,
se encendía una gran hoguera en la parte inferior del artilugio. El metal se
ponía al rojo vivo… y terminaba asando vivo a la víctima. El humo de su carne
quemada y el sonido de sus alaridos salían en forma de bramido por un par de
agujeros que su creador había dejado en la nariz del toro.
Fálaris
estaba emocionado con su nuevo “juguete” … aunque todavía se mostraba escéptico
con su eficacia. Perilo había dejado el listón muy alto y el tirano quería
saber si el artilugio realmente cumpliría sus expectativas. Haciendo gala de la
fama que justamente se había ganado, Fálaris decidió utilizar a Perilo como
sujeto de pruebas, así que ordenó que fuera arrojado al interior del toro para
que muriera asado.
Tal y
como explican algunas crónicas de la época, el creador del “Toro de Fálaris” no
fue el único que padeció su tormento, sino que el propio Fálaris también tuvo
que padecerlo. En el año 554 aC. se produjo un levantamiento popular que acabó
definitivamente con su reinado… y con su vida. Al parecer, la turba enfurecida
arrojó al tirano al interior de su propio toro para que muriera cocinado y
pudieran escucharse sus bramidos.
Fuente:
LA RAZÓN
CON OTROS "ARTILUGIOS" EN SANTIAGO DEL ESTERO,
GERARDO ZAMORA LLEVA ADELANTE SU "TORO DE FALARIS". PERO... COMO TODO
ES "FINITO", LOS FINALES SON PREDECIBLES. COROLARIO: DEBERIAN TENER
MUY EN CUENTA LA ANÉCDOTA DE FÁLARIS, TODOS AQUELLOS "FÁLARIS"
VERNACULOS, QUE SE IMAGINAN POR SOBRE SU PRÓJIMO. Juan Luis Coria