martes, 12 de mayo de 2020

MACIEL

    
 La siguiente nota, si bien es muy personal, es un testimonio de vida. Corresponde a la familia Coria Vignolo, que sumados a otros cientos de miles ciudadanos comprometidos, llegaron a ser millones en 1983. Para consagrar el Estado de Derecho en la República Argentina, con el recuperado Sistema Democrático.


MACIEL
JUAN IGNACIO Y SU PADRINO POLÍTICO Y DE CONFIRMACIÓN BAUTISMAL

Eran días de enero en 1979, que llego Julio Ibarra a casa y me ponía en conocimiento que Changüí nos pedía estar en Rosario (Santa Fe) indicando para días de febrero una dirección donde nos recogerían para trasladarnos al lugar de reunión; debíamos mantener en absoluta reserva lo indicado (recuerdo a los amigos, que eran días de plena dictadura en 1979 y conocimiento de miles de desaparecidos).
Puestos en campaña, teníamos que organizar el viaje, pero… como trasladarnos (eran tiempos de varias combinaciones para llegar a un lugar, el tren no era útil por el horario). Nos quedó apelar al Falcon 1968 (que llego a mis manos gracias a Manuel (Manolo) Gómez por su herencia paterna), los años del Falcon limitaban las largas distancias, pero no quedaba otra. La otra cuestión era financiar el traslado y para viajar cómodos teníamos que ser cuatro; Manolo por tema familiar no podía y entonces teníamos estrecha relación con Lionel Suarez que terminó acompañándonos.
Lavado y planchado el Falcon, quedó listo para viajar en la víspera de la reunión (me gustaba viajar de noche y fije la hora en más menos las 23hs. – no solo evitábamos el sol de verano sino también una noche de hotel – había que fijarse en todo). Lubina me preparo una muda de ropa y cenamos después de cerrar la Farmacia (ARGENTINA) entre las 22hs.  para despedirnos con los chicos, entonces Ignacio, Albana y Edgardo, Jimena llego más tarde.
La hoja de ruta era ir a Julio para luego en La Banda buscar a Lionel. Por la Plata llegue a la Roca y con julio por Plata hacia La Banda. Cuando llegábamos a la cancha del Club Santiago, Julio me pregunto de Juan Ignacio, le conteste en casa; porque no lo has traído, Julio no sabemos a dónde vamos le conteste y en los cien metros restantes hasta la Rotonda de la Costanera me dijo, pero en reuniones anteriores algunos amigos llevaron sus hijos. Sin más, gire en la Rotonda para volver por Yrigoyen hasta la Farmacia, me bajo, encuentro a Lubina regando sus plantas y pregunto por Juan Ignacio, durmiendo me dice, le pregunto de pasada si tiene ropa en condiciones me las ponga en una bolsa, entro al dormitorio y Juan Ignacio dormía, lo llamo suavemente para preguntarle si quería venir conmigo, SALTO DE LA CAMA DICIENDOME SI, entre que baje y subimos al auto creo no pasaron quince minutos
Ya en camino a La Banda, llegamos a la casa de Lionel. No podría describir la cara de Lionel, llamándonos irresponsables por llevar a un lugar casi sin destino a la criatura; JUAN IGNACIO CONTABA CON NUEVE AÑITOS EN ESOS DÍAS ASIAGOS, en silencio lo calmamos y emprendimos el viaje. Hasta Rosario, cada vez que se despertaba Lionel, sostenía el tildarnos de no pensar el peligro. ¿Vale aclarar, en Maciel no había niños y en la ocasión anterior eran bebes, se entiende?
En la mañana bien temprano, llegamos a la dirección indicada y esperamos hasta el medio día que llego el resto. Debíamos ir con el auto guía a un lugar de las afueras de Rosario, con toda cautela y decirnos reunión de Juventud Agraria en un Monasterio, cedido a Aníbal Reinaldo por el obispo amigo.                                 
En MACIEL, así se llamaba el lugar en las Barrancas del Paraná (solariego y hermoso lugar). Reunidos para almorzar, servidos, pero por única vez, el resto, salvo el cocinar, todo lo demos correría por nuestra cuenta (servir y limpiar todo). éramos como cien en total, ubicados en una suerte de barraca íbamos a dormir siesta de descanso y noche.
En esa tarde liminar, se organizaron las distintas comisiones, que funcionarían desde ese viernes hasta el domingo (los que no hacían siesta, podían practicar deporte – por la noche después de la cena se organizaba el “fogón” y a dormir que el día siguiente temprano había que seguir trabajando).
A Juan Ignacio (que no hacía siesta, le marque el terreno) estaba la barranca a la que no debía acercarse, aunque confesó más tarde que lo hiso, pero con cuidado.  El resto tenía libertad para disfrutar el lugar de pequeñas vacaciones. En los fogones, me enteraba de sus correrías, lo hacían formar parte del equipo de fútbol estimando que, como mascota, pero hincha furioso de boca (llevó su camiseta), algo de pelota movía. LO QUE NO IMAGINE, PORQUE DESAPARECÍA DE VEZ EN CUANDO LOS TRES DÍAS, ERA, QUE IBA DE COMISIÓN EN COMISIÓN ESCUCHANDO LAS DISTINTAS PONENCIAS. Los fogones, entre mate y guitarra transcurrían plácidamente; los cuentos eran de rigor, una noche salto Juan Ignacio todo entusiasmado queriendo contar uno, hasta que se detiene en seco y me mira: ¿es atrevido, lo cuento? Y si... le contestó, estamos entre amigos (era el clásico cuento de la hormiguita que tenía que cruzar el río y le pide al elefante que la ayude. Al cual este asistió, pero poniendo condiciones).
LLEGO EL DOMINGO, ALMUERZO, DESPEDIDA Y CON UNA CONDUCCIÓN ORGÁNICA PARA HACER POLÍTICA; “JUNTA COORDINADORA NACIONAL” DE JUVENTUD RADICAL. COMO INDIQUE EN LA ANÉCDOTA ANTERIOR, TRABAJAR EN SANTIAGO DEL ESTERO DESDE EL “CENTRO DE ESTUDIOS ADELANTE” FUE TODO UN ECHO (SALVO EL RICARDO ROJAS DE BALBÍN EN PROVINCIA DE BUENOS AIRES, NO HABÍA OTRO CON LA DICTADURA MILITAR, LOS COMITÉS PARTIDARIOS ESTABAN LACRADOS)
  Pero no fue todo con Juan Ignacio, ya de regreso siguió con sus cosas, hasta ingresar a la secundaria. Vino Malvinas, la apertura política y la reorganización partidaria. Conformamos un comité “Línea Morada”, donde desarrollábamos afiliaciones y algunos actos partidarios, como un homenaje al Dr. Arturo Illia; donde me llaman y me dicen que hablara Juan Ignacio, dejando la sorpresa lo escuche y quede asombrado con la claridad que exponía, echo que mereció por su corta edad (13 años) el reconocimiento de los mayores presentes. Ya en 3° a 4° año de secundaria, hubo que cambiarlo a una escuela pública, porque en la privada confesional no lo toleraban. En la Normal, logro ante sus directivos imponer lo que no lo dejaban antes, crear el “Centro de Estudios” del que fue su primer presidente. La Universidad fue la continuidad, militante de Franja Morada en Tucumán, conformó el secretariado y miembro de la mesa nacional. Más tarde, recibido de abogado; Es “probó” en su vida privada, política pública y judicial.

desde Santiago del Estero (12-05-2020) Juan Luis Coria



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