En tiempo y
espacio, no tengo otro medio que este, para dar a conocer opinión sobre el
mensaje presidencial. Cortito nomas, “SANATA”; el orden establecido de este
país, se tomó la libertad de subestimar
a un Irigoyen, a un Illia y hasta un Alfonsín. Hombres con impronta y
trayectoria, acompañados de todo una doctrina por miles de argentinos con una
forma de ser y hacer. Esta subestimación, tubo el agrávate, que una inmensa masa de ciudadanos
leídos y no, con necedad, vivaron los procedimientos exitistas de sus verdugos
por una mísera limosna espiritual o material. Acuerdo que hay tiempo para ser
destinto, pero sin falacias.
Desde Santiago del
Estero, Juan Luis Coria (03-09-2019
10:10)