domingo, 20 de febrero de 2022

RIVER BOCA

 

Santiago del Estero, febrero 20 del 2018.-

APRECIADOS AMIGOS

Tengo pendientes, pero quiero opinar antes del diario del lunes, mi parecer sobre lo que atañe a River y Boca; dada las numerosas opiniones periodísticas que como nuestros más excelsos representantes en los congresos y cámaras legislativas “dicen cosas ciertas, pero… ocultan la verdad” o sea, pura cháchara o como se dice ahora “sarasa”.

Con lo de River, ya dije a los periodistas deportivos sobre la “minimización” de la penal cobrada a favor de Unión. En otro, digo: la mayoría, se prepara específicamente ese día para ganarle a River (lo malo, que después de esa entrega que ennoblece al futbol, deambulan por la tabla) a River, para ganarle, hay que jugarle de frente, porque cuando se cuelgan del arco con aguatero y todo, cuando más pueden empatar, generalmente los cocina.

De boca, que fue de ganar con penal fantasma a jugar solo como con Aldosive, ganando también. Observe en ese partido de Mar del Plata, algo que me alarmo y me lleno de tristeza; porque de haber ocurrido así (marca la similitud que siempre dije, del parecido a la hora de administrar futbol y política en Argentina.

Mi falta de certeza se debe y me dirijo a relatores o comentaristas deportivos, es la no repetición adecuada de la jugada en que un jugador de boca, le pega un “micoqui” al jugador de Aldosive (micoqui: golpe en la cabeza de alguien, con el puño cerrado, donde los nudillos cobran importancia).  Para continuar, debo aclarar que ya noté anteriormente a la jugada de marras en los dedos del jugador de Boca un encintado que me llamo la atención, pero no pude elucidar. Luego, en una vaga repetición se observa al jugador de Boca, dirigirse y estimo al jugador contrario, mostrando con cariño que debajo del encintado plástico hay talvez un anillo. De ser así y callar estamos convalidando o naturalizando jugar al futbol con “manoplas”, u otros artificios que no muestran inocencia alguna en las actitudes.

De estar equivocado, seré el primero en pedir disculpas.

 

Juan Luis Coria

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